Diabetes Mellitus y los perros ¿Qué sabemos?
La diabetes Mellitus (DM) tipo 1 o también conocida como insulinodependiente es una enfermedad que puede ocurrir a cualquier edad, pero la mayor incidencia de diagnóstico en niños, adolescentes o adultos jóvenes. Para poder entender la enfermedad es necesario saber qué la insulina es una hormona producida en el páncreas por células especiales llamadas células beta. La insulina se necesita para movilizar e introducir en las células el azúcar de la sangre (glucosa) que servirá para obtener energía en el metabolismo celular. En el caso de diabetes tipo 1, las células beta producen poca o ninguna insulina provocando que la glucosa circulante en sangre no penetre en las células (hiperglucemia), situación que genera a lo largo de los años destrucción de otros órganos y tejidos del cuerpo. También es conocida como la enfermedad de las tres “PES”: polifagia (hambre), polidipsia (sed) y poliuria (aumento de diuresis), otros síntomas como cansancio, visión borrosa, pérdida de peso, etc.
La glucemia que es el nivel de glucosa en sangre viene determinada por la cantidad de esta en miligramos por decilitro. Valores por encima de 126 mg/dl en ayunas pueden indicar una posible diabetes (hiperglucemia), así como, niveles inferiores a los 70 mg/dl indican una (hipoglucemia).
La causa de esta enfermedad es desconocida, aunque las investigaciones apuntan que lo más probable sea debido a un trastorno autoinmune, un ataque por error del sistema inmunitario a las células pancreáticas con destrucción del tejido sano.
El tratamiento debe ser mediante la administración subcutánea de insulina (hormona hipoglucemiante) existiendo en el mercado diferentes tipos en función de cada paciente y de la velocidad de actuación como, por ejemplo: rápida, intermedia o lenta. Aunque también, es muy importante la dieta equilibrada controlando los glúcidos simples y el ejercicio regular. Es importante en estos pacientes evitar descompensaciones agudas, cetoacidosis diabética, etc, aliviar los síntomas de poliuria, polidipsia, polifagia y pérdida de peso.). Disminuir el riesgo de desarrollo o progresión de retinopatía, nefropatía y neuropatía diabética.
Actualmente en algunos pacientes diabéticos a modo de sistema de ayuda y/o apoyo se utilizan perros entrenados para alertar al detectar con su desarrollado olfato el olor bioquímico que emite el cuerpo de los diabéticos al producirse cambios importantes de glucosa en sangre. Avisan ladrando, lamiendo o saltando al paciente o a sus familiares para que les presten ayuda de forma rápida y así poder evitar una hipo-hiperglucemia aguda y posibles problemas inmediatos como un ataque glucémico o shock insulínico.
Por:
Iolanda Muñoz
Docente Rama Sanitaria